Calamares Gigantes
Historias de calamares monstruosos que habitan las profundidades de nuestros océanos hay muchas, y a través de tradiciones orales y escritas se han incrementado estos mitos o leyendas de estas criaturas gigantescas que atrapan barcos y personas con sus tentáculos enormes sumergiéndolas a las profundidades oceánicas, en la mitología escandinava encontramos la leyenda del Kraken, monstruo marino que atacaba los barcos para devorarse a los tripulantes, este enorme molusco marino tiene el tamaño de una isla según relatos antiguos así que podías estar perfectamente encima de unos de estos cefalopódos gigantes y no darte cuenta pensando que es un islote natural, lo que si es cierto es que se han encontrado estos grandes animales marinos de un tamaño considerable de hasta 18 metros de largo en una playa de Nueva Zelanda y hasta de 21 metros pesando unos 275 kilos.
Calamares monumentales
Los calamares Humboldt, pueden ser terribles depredadores, en una noticia del año 2010 informan de como fueron atacados dos pescadores mexicanos por estos cafalópodos quedando totalmente destrozados, estas criaturas poseen una dentadura de 40 mil piezas, ocho tentáculos cada uno con una gran fuerza, poseen unos inmensos ojos que los utilizan para poder ver en las profundidades marinas en donde no llega la luz solar, y su mayor enemigo son los cachalotes los cuales se enfrentan en batallas colosales, resultando victorioso generalmente el cachalote.
Los calamares son muy inteligentes y muy hábiles para camuflarse, entre el mito y la realidad se dice que pueden medir de 35 a 45 metros, pesar una tonelada y vivir en las profundidades del océano, una bestia que parece salida de una pesadilla de terror.
Lo cierto es que se han encontrado pruebas de que si existen estos octópodos enormes en las profundidades de nuestros océanos, así que al meterse a nadar y tratar de relajarse, siente que un tentáculo lo roza, no piense que es uno de ellos, seguro es una rama que paso cerca, pero por si acaso mire bien no se lleve una sorpresa y en vez de cenar moluscos, sea usted la cena del calamar.
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